Hambre, desigualdad e ilegalidad. El circuito perverso del rezago social cocalero y la estigmatización del Macizo Colombiano
Ad portas de iniciar un nuevo ciclo de rondas para alcanzar la certificación de los Estados Unidos, las cifras no favorecen a Colombia en el componente de erradicación de cultivos del arbusto de coca, pero supera por amplio margen al país fiscalizador en materia de incautaciones. El consumo de cocaí...
- Autores:
-
Alfonso R., Oscar A.
- Tipo de recurso:
- Work document
- Fecha de publicación:
- 2025
- Institución:
- Universidad Externado de Colombia
- Repositorio:
- Biblioteca Digital Universidad Externado de Colombia
- Idioma:
- spa
- OAI Identifier:
- oai:bdigital.uexternado.edu.co:001/26526
- Acceso en línea:
- https://bdigital.uexternado.edu.co/handle/001/26526
- Palabra clave:
- Erradicación de cultivos ilicitos - Colombia
Cocaina - Aspectos socioeconómicos - Colombia
Agricultura - Aspectos socioeconómicos - Colombia
Violencia y narcotráfico - Colombia
Brechas sociales territoriales
Violencia homicida
Mercado de la cocaína
Economía agraria
- Rights
- openAccess
- License
- http://purl.org/coar/access_right/c_abf2
Summary: | Ad portas de iniciar un nuevo ciclo de rondas para alcanzar la certificación de los Estados Unidos, las cifras no favorecen a Colombia en el componente de erradicación de cultivos del arbusto de coca, pero supera por amplio margen al país fiscalizador en materia de incautaciones. El consumo de cocaína como el de cualquier sustancia psicoactiva es socialmente indeseable pues, como se sabe, la adicción enriquece a los narcotraficantes que defienden sus ganancias con corrupción y violencia. Al amparo de la prohibición infranqueable desde 1961, la política de drogas ofrece resultados precarios y, por ello, la erradicación es el mejor cosmético que se retoca año tras año, mientras que los principales determinantes de la producción y del consumo continúan intactos. En el primer caso, la coyuntura de la hambruna reciente ha puesto en evidencia la penuria de los cocaleros por preservar su magro flujo de caja para comprar alimentos, la que ocurre al calor de las amplias brechas sociales que imperan entre municipios cocaleros y no cocaleros y del fracaso de las intenciones de alcanzar la legalidad que sirva de freno a la estigmatización de los colombianos en el exterior y de los campesinos y pueblos cocaleros en el país. |
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