Ser hombre: flexibilizando las concepciones hegemónicas de la masculinidad.

Este trabajo busca promover factores protectores frente a la salud en general a partir de la reflexión sobre modelos no hegemónicos de masculinidad en hombres. Los roles de género hacen referencia a la construcción social de los roles sexuales, definiendo de esta manera lo que es ser hombre y lo que...

Full description

Autores:
Arango Rodríguez, Camila
Córdova Estupiñán, José Francisco
Hurtado Chaparro, Elisa Esperanza
López Arango, Maria Luisa
Tipo de recurso:
Fecha de publicación:
2017
Institución:
Universidad CES
Repositorio:
Repositorio Digital - Universidad CES
Idioma:
spa
OAI Identifier:
oai:repository.ces.edu.co:10946/4113
Acceso en línea:
http://hdl.handle.net/10946/4113
Palabra clave:
Facultad de Psicología- Psicología
Masculinidad
Hegemónica
Rights
restrictedAccess
License
Restringido
Description
Summary:Este trabajo busca promover factores protectores frente a la salud en general a partir de la reflexión sobre modelos no hegemónicos de masculinidad en hombres. Los roles de género hacen referencia a la construcción social de los roles sexuales, definiendo de esta manera lo que es ser hombre y lo que es ser mujer en un contexto sociocultural particular; lo anterior implica que dichos significados sean productos que se construyen en la interacción social, que se encuentran enmarcados en un contexto histórico y en un espacio geográfico, y que se sustentan mediante la ideología imperante del momento (Alegría & Riviera, 2005). Según Tobón (2009), a través de las vivencias de cada hombre y mujer no solo se construye la propia identidad sino también los referentes a partir de los cuales se leerá la de las otras personas con quienes se interactúa, es decir, los sujetos crean la concepción de sí mismos y establecen señales, referentes o ideas que permiten reconocer la de los demás. De esta manera, los roles de género se configuran como una de las primeras estructuras que los individuos construyen con respecto a su identidad. Tradicionalmente, las mujeres han sido percibidas como frágiles, sentimentales, inestables emocionalmente, dependientes de alguien más fuerte y débiles sexualmente. Por otro lado, a los hombres se les atribuyen características que los identificarían como autónomos, fuertes, dominantes, fríos, independientes del vínculo afectivo y con fuertes impulsos sexuales (Tobón, 2012). Estos roles de género tradicionales han afectado a hombres y a mujeres debido a que, en la inmensa mayoría de los casos, provienen del patriarcado y generan relaciones de poder desiguales en las cuales a la mujer se le impone un “estatus de sumisión” y al hombre un rol de supremacía, de fuerza, virilidad y de frialdad emocional (Porras, 2013).